A la hora de pedir un préstamo, es común que la mayoría de los solicitantes estén concentrados en resolver el gasto por el cual se plantean acudir a este tipo de soluciones. Aunque en el mundo de las finanzas personales, muchas veces justifican la utilización de préstamos personales dentro del presupuesto mensual familiar, la verdad es que la mayoría de nosotros recurrimos a instrumentos crediticios para satisfacer más una necesidad que un anhelo.
Ciertamente, esta misma condición que nos enfoca en la necesidad planteada por una circunstancia particular, nos hace olvidar el factor más determinante a la hora de solicitar un préstamo o un crédito. Este factor no es más que nuestra capacidad de pago.
Nuestra capacidad de endeudamiento es la variable más importante dentro de la solicitud de un préstamo, no sólo para la institución que lo otorga, sino para el solicitante, ya que, la evaluación de nuestro presupuesto de ingresos y gastos mensuales es la clave para establecer el monto por el cual podemos incurrir en una determinada deuda, sin que nuestros gastos de primera necesidad y estilo de vida se vea considerablemente afectado.
De tal manera, es muy importante y bastante útil, calcular nuestra capacidad de pago y, por lo general, nunca lo hacemos. Por el contrario, nuestra tendencia es a perseguir el mayor monto posible sin medir las consecuencias que nos puede generar cumplir con el pago de dicha cantidad, mucho menos medir el impacto de no cancelar el compromiso adquirido.
¿En qué consiste la capacidad de pago?
Nuestra capacidad de endeudamiento no es más que el resultado de restar todos los gastos de nuestros ingresos para un período determinado. Es decir, si mis ingresos mensuales equivalen a 1500€ y los gastos suman 1125€, el restante de 375€ es el monto que pudiera destinar para adquirir una deuda, por ende, mi capacidad de pago es del 25%. Por lo general, el porcentaje utilizado para acceder a un crédito gira alrededor del 30%.
¿Cómo hacemos cuando los gastos son iguales a los ingresos?
Como dijimos al principio, existe un gran número de personas que viven al día; eso es, donde sus gastos alcanzan los ingresos recibidos en el mes.
Cuando nos encontramos en estas circunstancias, es muy poco probable que un banco pueda hacerte una oferta crediticia. Por otro lado existen compañías de créditos a través de las cuales pudieras adquirir un préstamo para resolver una situación determinada.
Es allí en donde está la clave precisamente. Es fundamental cuantificar el monto que requieres para resolver ese improvisto. Por ejemplo, se trata del depósito para alquilar un cuarto, comprar una bicicleta para hacer delivery o el pago de la autoescuela para sacar la licencia de conducir.
Más importante aún, es entender que cuando no tienes ningún excedente mensual, vas a tener que sacrificar algún gasto para poder hacerle frente al crédito que quieres solicitar. Esa es la única manera con la cual podrás endeudarte sin correr el riesgo de incumplir el financiamiento solicitado, lo cual, debe ser el último recurso por las consecuencias que conlleva tal acción.
Tratando de ilustrarlo con un ejemplo, sabiendo que la situación de cada quien es completamente distinta, asumamos que nuestros ingresos y gastos son de 1250€ al mes. También pensemos que, dentro de los gastos, utilizamos 250€ para salir de tapas con amigos.
Resulta que está por vencer la membresía del gimnasio y hay una oferta de 3 meses pagados por adelantado por 150€ y la membrecía se activa por 4 meses. Sin duda una oferta muy beneficiosa. En este caso, puedes solicitar un crédito para pagar la oferta del gimnasio, pero hay que estar claro que deberías sacrificar las tapas con amigos hasta tanto no canceles la deuda. De esa manera podrás disfrutar de hacer ejercicios sin afectar tu estilo de vida considerablemente.
Nuestra mayor recomendación es que para solicitar un crédito, tengas completamente claro de dónde vas a sacar los fondos para cancelarlo. Ya vimos que si es posible a pesar de que tus gastos sean iguales a tus ingresos. Generalmente la clave está en saber medir realmente hasta dónde podemos llegar, ya que solicitar por encima de lo que estamos dispuestos a pagar va a resultar en una situación de morosidad que termina siendo más grave.
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